
Este 15 de enero de 2025, Nicolás Maduro entregó su memoria y cuenta correspondiente a las políticas y acciones ejecutivas de su gobierno en 2024. La Corriente COMUNES presenta aquí algunos elementos que resultan relevantes, al margen de lo anecdótico, escueto y vacío de información que resultó su discurso.
- Los ingresos del Estado aumentaron, pero los salarios siguen igual.
Entre el 2024 y el 2025, los ingresos conocidos del Estado, correspondientes al ingreso fiscal y petrolero, aumentaron. La recaudación fiscal pasó de 5.772 millones de dólares a 12.119 millones de dólares, presentándose un aumento de casi el 110% en este ingreso. Aunque no se dio mayor detalle de los ingresos petroleros, podemos decir, basado en cálculos y diversas fuentes, que este año estuvieron por encima de los 12 mil millones de dólares, duplicando también los ingresos del año pasado, cuando alcanzaron los 6.200 millones de dólares. Cabe destacarse que, dentro del marco de los ingresos del Estado, siguen desconociéndose los correspondientes a regalías mineras y dividendos de empresas del Estado.
Sin tomar en cuenta los ingresos no declarados, en el año 2024 el Estado contó con ingresos superiores a los 24 mil millones de dólares, lo que representa más del doble de lo obtenido en el 2023. Si comparamos el crecimiento de los ingresos del Estado con los ingresos de los trabajadores, vemos algunas inconsistencias. El salario mínimo no ha sido aumentado desde hace 3 años (15.03.22), manteniéndose por debajo de los 3$ mensuales. El salario es la base de cálculo de otros derechos laborales (prestaciones, utilidades, bono vacacional) y de pensiones y jubilaciones, por lo que su estancamiento lesiona gravemente el ingreso global de los trabajadores. Para 2023, el ingreso integral (bonos y salario legal) rondó los 90 dólares en promedio y para 2024 los 133 dólares en promedio, lo que representa una variación del 47%. Es decir, mientras los ingresos del Estado aumentaron en más del 100%, el salario mínimo aumentó 0% y los ingresos integrales de sus trabajadores solo registraron un aumento del 47% interanual.
- La inflación se redujo con grandes costos y poco beneficio para los trabajadores.
Según informó Nicolás Maduro, la inflación del año 2024 alcanzó un tope en torno al 48%. Si tomamos en cuenta que el aumento del ingreso de los trabajadores públicos alcanzó en promedio el 47%, debemos admitir que la inflación, aunque baja, no alcanzó a beneficiar realmente a los trabajadores; simplemente, el aumento en sus ingresos fue consumido por la inflación. En términos reales, la capacidad de consumo de los trabajadores fue en promedio menor este año que el año anterior.
Esta misma realidad la palpamos también en el sector privado. Para el sector industrial, el salario de un obrero promedio alcanzó los 223 dólares mensuales para el tercer trimestre del año 2024 (Conindustria), 13,1% más que en el primer trimestre del mencionado año, cuando registró 197 dólares. Cabe destacar que ese valor se encuentra muy rezagado con respecto al propio aumento de los precios en el sector (17,1%), calculados por la propia Conindustria.
Veamos si los datos del Observatorio Venezolano de Finanzas son más alentadores. Para el tercer trimestre del año 2024, el observatorio registró un salario promedio en la zona metropolitana del país en torno a los 241 dólares mensuales. Esto significó un aumento del 7,1% con respecto al primer trimestre, donde las remuneraciones alcanzaron un promedio de 225 dólares. Nuevamente vemos que el aumento se encuentra por debajo de las expectativas inflacionarias del propio observatorio (85%).
Como vemos, tampoco el sector privado ha podido saldar las necesidades de la clase obrera, a pesar del sinfín de ayudas arancelarías, tributarias y financieras, y sin considerar los más de 5500 millones de dólares colocados en las mesas de cambio privado por parte del Banco Central de Venezuela este año bajo su política de control de la variación del precio de la divisa.
- Más inversiones, pero menos controles.
En el año 2024 se lograron firmar contratos por más de 52 mil millones de dólares de inversión en toda la economía nacional. Esto a primera vista parece una buena noticia, además de alentadora; sin embargo, y al margen de querer ser aguafiestas, lo importante no es la cantidad de inversiones que se realicen en el país, lo más importante son las condiciones de dichas inversiones.
Recordemos que muchos de estos contratos han sido firmados bajo el amparo de la Ley Antibloqueo, lo cual hace prácticamente imposible su auditoría por parte de los sectores populares. De igual forma, en el caso de las inversiones extranjeras, estas también son beneficiadas por la Ley Constitucional de Inversión Extranjera Productiva, lo cual las protege de la doble tributación y les da derecho a exportar íntegramente las ganancias a sus casas matrices, además de grandes paquetes de protecciones fiscales y arancelarias.
Por lo tanto, lo más importante es conocer las condiciones reales de estas inversiones, no confundir mejores condiciones para la inversión con la entrega de activos y soberanía solo por generar mínimas rentas.
- La minería, la gran caja negra del Estado
Este 15 de enero también se habló de los sectores de la economía que tuvieron los mayores márgenes de crecimiento dentro de la economía nacional durante el 2024; en esta línea, la minería fue una de las áreas económicas de mayor crecimiento, en torno al 21%.
Al margen de estos datos, poco sabemos del flujo de recursos que este sector tributa a la hacienda nacional. Sabemos que existe el marco legal establecido en el Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley Orgánica que Reserva al Estado las Actividades de Exploración y Explotación de Oro y Demás Minerales Estratégicos. Según este decreto vigente desde el 2015, el Estado obtendría una regalía de entre el 3% y el 13% de todos los yacimientos explotados dentro de la nación.
De igual forma, todo el oro extraído en el territorio nacional debería ser vendido y entregado exclusivamente al Banco Central de Venezuela. Debemos apuntar en este punto que el BCV carece de datos actualizados sobre el volumen de ventas o entregas de este mineral; a la fecha, ni siquiera sabemos si este procedimiento se sigue realizando.
El decreto también exige la creación de un Registro Único Minero que debería encargarse de establecer registro y estadísticas sobre la extracción, exploración y comercio de minerales. También en este punto desconocemos si en los casi ya 10 años de vigencia del decreto este Registro ha sido creado o ha entregado datos y estadísticas sobre el sector. Pero en general el hermetismo y lo nebuloso de los datos del sector podrían demostrar que no. Entonces podemos decir con certeza: ¿y dónde están esos reales? O en este caso ese oro.
- Nuestra economía crece, pero no lo suficiente ni en los sectores claves.
Según la versión oficial, el crecimiento integral de la nación alcanzó un 9% de crecimiento en su PIB durante el 2024, fundamentalmente dinamizado por el sector de los hidrocarburos, mineros y comercio.
Aunque un crecimiento del 9% para cualquier país resultaría gratificante, en el caso de Venezuela no resulta tan alentador. Recordemos que el país perdió entre 2014 y 2021 cerca del 75% de su PIB; así, en términos reales, un crecimiento de 5% es en realidad un crecimiento del 2,25% con respecto a 2013. Esto significa, citando a Michael Roberts en el plano global [1] y a Malfred Gerig en el plano local [2], que nos encontramos recién saliendo de una larga depresión; para efectivamente salir de ella, debemos alcanzar o superar el valor porcentual de crecimiento que teníamos antes de la gran depresión. En este caso, esto se traduce en que debemos crecer un mínimo de 4% anual con respecto al PIB de 2013, lo que significa en nuestro presente crecer por lo menos 16% anual para lograr salir del ciclo vegetativo depresivo y que, en consecuencia, en el transcurso de dos décadas, poder alcanzar los niveles de PIB de hace 11 años. Es decir, debemos con urgencia duplicar nuestro crecimiento.
Para duplicar nuestro crecimiento es necesario ampliar el número de sectores que participan en ese crecimiento y sobre todo transformar ese crecimiento en desarrollo económico. En un reciente estudio de Ecoanalítica fue verificado que más del 70% de la actividad económica nacional se concentra solo entre 3 estados (Táchira, Anzoátegui y Portuguesa) Y en el Distrito Capital. Y en el caso de los sectores que más crecen, son los pertenecientes al sector primario y el terciario los que más crecen.
Nuestro sector manufacturero depende para su crecimiento de las importaciones, importaciones que en su mayoría son las culpables del desbalance de nuestro sector externo y, por ende, de la demanda de divisas descontroladas. Según datos de Conindustria, para el primer trimestre de 2021, 60% de las empresas reconocían haber tenido que importar recursos para su funcionamiento; para el segundo trimestre de 2024, este porcentaje ascendía a 89%.
Sobre la participación de este sector en las exportaciones, el propio sector privado ha sido concluyente. La Asociación Venezolana de Exportadores (Avex) comunicó que esperaban que 2024 cerrara con un volumen de exportaciones que no superara al del año 2023, es decir, menor a los 3 mil millones de dólares.
Transformar el crecimiento en desarrollo también contempla desconcentrar la riqueza y aumentar el gasto público, y para encaminarnos en esto es necesario salarizar los bonos, como el propio Nicolás Maduro lo prometió desde 2022. Contrario a la opinión oficial, la salarización de los bonos y la indexación no son excluyentes.
Solo aumentando los ingresos y el gasto público del Estado será posible una desconcentración y una mayor transformación del crecimiento en desarrollo. De nada sirve una inflación baja con poco desarrollo económico; no confundamos una economía vegetativa con una economía saludable.
- Algunas consideraciones finales
El problema del presupuesto
Entre el presupuesto de 2023 y el del 2024 se desarrolló un aumento mayor al 77%, medido en dólares, pasando de 11.565 millones a 20.500 millones. Esto se dio en consonancia con el crecimiento en los ingresos del Estado que entre ambos años puntualizó más de un 100%, medido en dólares, pasando de 11.980 millones a 24.000 millones. Sin embargo, entre el presupuesto del 2024 y el del 2025 solo hay un crecimiento del 10%, medido en dólares, siendo este último de poco más de 22.600 millones. Resulta contradictorio que, en una economía en expansión y crecimiento, como la publicitan los funcionarios del Estado, el presupuesto no tenga un mayor crecimiento. La única explicación posible es que el régimen monetarista de congelamiento del gasto público y de los salarios se mantendrá.
A corto plazo, dentro de cierta lógica neoliberal, podría objetarse que la necesaria transición del patrón de acumulación rentística al proceso de emulación industrial basado en la productividad del trabajo y la contención del salario real frente a este, motivaría un escenario favorable al crecimiento económico. De ser cierto lo anterior, entonces podríamos ver en la industria nacional una mayor productividad acompañada de un aumento también en la oferta de empleo. De igual forma, para saldar la falta de demanda en el mercado nacional, veríamos un aumento en las exportaciones que tratarán de reforzar, bajo el efecto derrame, un dinamismo en el mercado nacional, al menos así lo visualizan los tecnócratas del Ministerio del Poder Popular de Economía y Finanzas. Veamos algunos datos al respecto.
Analizando los datos disponibles en las encuestas de Conindustria, desde el primer trimestre de 2021 hasta el tercer trimestre de 2024, tenemos los siguientes resultados: En promedio, 51,5% de las empresas reconocieron aumentar el volumen de su producción; 55,2% confirmaron el aumento de sus ventas y solo 20,5% han confesado haber aumentado sus nóminas. Nuestros queridos empresarios ciertamente ganan más y crecen más, pero no aumentan los salarios ni aumentan los empleos.
La Memoria y Cuenta entregada al país fue, en el mejor de los casos, chucuta o deficiente; datos importantes fueron omitidos y problemas fundamentales pasados o tratados con mucha ligereza. Crear nuevos ministerios o eliminar trámites no hará que nuestro sector exportador mejore la balanza de pagos externa y decir que se protegerá el ingreso no hará que la disparidad desaparezca. Por otra parte, entregar empresas del Estado al sector privado y decir que solo con políticas fiscales se puede combatir la desigualdad es lo mismo que definir a nuestro Estado como un estado distributivo y no revolucionario, porque en una economía capitalista el poder lo tiene quien tiene los medios de producción, no quien distribuye los impuestos.
[1] Michael Roberts, The Long Depression How It Happened, Why It Happened, and What Happens Next, Haymarket Books Chicago, Illinois, 2016, pp. 9-45.
[2] Malfred Gerig, La larga depresión venezolana. Economía política del auge y caída del siglo petrolero, editorial Trinchera, Caracas, 2022, pp. 21-60.
Enero 2025