
El 28 de enero en el palacio presidencial de Carondelet fue recibido Edmundo González por el presidente de Ecuador, Daniel Noboa. En el contexto de una férrea campaña electoral en la que Noboa busca la reelección, recibir a Edmundo se inscribe en un juego a pulso con el correismo.
Los principales representantes de este movimiento como los alcaldes de Quito y Guayaquil, decidieron no asistir a esta reunión, mientras Noboa, hizo alarde de su apoyo rotundo a González y Machado, para promover su principal, pero no novedoso eslogan de campaña que apunta a Venezuela, como el destino desafortunado que depararía al país, carta jugada por toda la derecha en la región.
Noboa, quien ha estado a cargo de la presidencia en medio de una de las mayores crisis eléctricas de la región: 12 horas diarias de cortes de luz, durante más de 4 meses. Quien dice luchar contra el narcotráfico, aun cuando cargamentos de droga salen en barcos exportadores de banano, de la empresa de su familia. Quién habla de la lucha contra la corrupción, aun cuando su padre, Álvaro Noboa, debe alrededor de 90 millones de dólares en impuestos al estado Ecuatoriano.
Noboa, quien fue ladinamente a la toma de posesión de Trump, aun cuando éste esté por deportar decenas de miles de ecuatorianos; y quien, bajo su gobierno, no se hizo responsable de la desaparición y asesinato de 4 niños afroecuatorianos de una zona popular de Guayaquil, detenidos irregularmente por el ejército nacional, una de las tantas desapariciones de jóvenes perpetradas por las fuerzas armadas durante el año pasado Noboa, que “reconoce” a Edmundo como presidente de Venezuela, no reconoce a la propia vicepresidenta de su país.
Por otro lado, Edmundo, quien ha decidido priorizar en su agenda el encuentro con los líderes más a la derecha de la región como Milei y Noboa. Quién también asistió a saludar la asunción de Trump, aunque este sea visiblemente anti derechos, criminalizador de la migración, y con una visión despectiva de América Latina.
Ambos se reunieron y pactaron una serie de “acuerdos” que dejan ver la perspectiva y mirada que tienen sobre lo “hay que hacer”:
- “Declarar a la banda transnacional Tren de Aragua, con presencia en Ecuador, como grupo terrorista”. Una banda más, de las 22 bandas delictivas ecuatorianas que Noboa declaró terroristas a inicio de 2024, cuya declaración no ha impedido que este enero de 2025 haya sido el más violento en la historia del país (aproximadamente 25 muertes violentas por día).
- El segundo acuerdo, el más perturbador: Noboa propuso que en caso de que existan sanciones al régimen de Nicolás Maduro, Ecuador estaría dispuesto a vender hasta 250.000 barriles de petróleo diarios a los países que compran el producto a Venezuela, con el fin de frenar el financiamiento «de un régimen dictatorial». Esto, claramente, y como toda política de sanciones, solo generaría más dolor, pobreza, y crisis a la población venezolana. No necesariamente al gobierno de Maduro, como ya ha demostrado la historia. Sin embargo, al parecer a la dupla Noboa-González les parece una propuesta ideal para “asfixiar la dictadura” y generar un beneficio económico.
- Por último, acordaron la firma de un convenio de cooperación entre la Secretaría de Anticorrupción de Ecuador y el equipo de González para «compartir datos, para poder luchar contra el narcotráfico, la minería ilegal, la trata de personas…» en el país.
Ni una palabra sobre las necesidades urgentes de la población venezolana migrante en el Ecuador sobre el tema de la regularización, de la obtención de documentos y visado entre países que no cuentan con consulados. En el cierre cada vez mayor de la frontera. Ni una palabra de la xenofobia contra los venezolanos y venezolanas en el país, ni de las condiciones laborales de explotación que viven quienes están en condición de irregularidad ante el estado ecuatoriano. Nada qué discutir sobre la propuesta de reforma de ley de Movilidad Humana, la discriminación, el reclutamiento de jóvenes ecuatorianos y venezolanos en organizaciones criminales. - Desde las izquierdas críticas de la que formamos parte, no podemos si no rechazar este tipo de espacios entre sectores de derechas que solo desean dialogar entre sí para reforzar sus agendas anti populares.
Núcleo Ecuador de la Corriente política COMUNES