Venezuela vive, desde hace una década, el solapamiento de gravísimas crisis políticas y económicas que han implicado el aumento de la pobreza y la desigualdad, un deterioro catastrófico de la institucionalidad democrática y del ejercicio de los derechos de las mayorías populares, incluyendo el derecho a autodeterminarnos como pueblo. Expresiones recientes de estas crisis son la radicalización de acciones injerencistas por parte de los EE.UU. con el despliegue de fuerzas militares en el Caribe Sur y la ejecución extrajudicial de 17 venezolanos; así como el aumento de la represión gubernamental desde el 28J. Frente a esto, y en el marco del llamado a la “unidad nacional” frente a la agresión de EE.UU. realizado por el Gobierno de Maduro, desde COMUNES queremos insistir en proponer una Agenda mínima que permita recuperar la política e iniciar una ruta de transformación democrática de las crisis:
- Dialogo verdadero y negociación con los sectores populares. No habrá superación pacifica de las crisis sin un proceso de diálogo y negociación política, que genere mínimos acuerdos para reconstitucionalizar la vida del país, recuperar la democracia y garantizar los derechos sociales. Este es un punto de partida para quienes apostamos por la política y no por la violencia. Este dialogo debe ser verdadero (no una farsa para ganar tiempo), con el país todo y no solo con EE.UU. o las elites económicas. Los sectores populares (a través de sus diversas organizaciones autónomas) deben formar parte del diálogo. No a un nuevo pacto de élites, que excluye a las mayorías.
2. Defensa de la Constitución. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, es el programa político y económico que concita mayor nivel de acuerdo nacional. Salir de la excepcionalidad y volver a la Constitución debe ser nuestro principal objetivo nacional.
3. Aumento general de sueldos, salarios y pensiones. La crisis económica la han pagado fundamentalmente los sectores populares. La economía ha crecido los últimos 3 años según indican los datos oficiales, pero el salario mínimo ha estado estancado durante el mismo período, lo que explica parcialmente el aumento de la desigualdad. La redistribución de la riqueza, los derechos sociales y, en particular el derecho a un ingreso y a un salario suficientes que permitan una vida digna para lxs trabajadorxs, debe ser un elemento central de un proceso de superación de la crisis.
4. Libertad para los presos políticos y cese a la represión. Ningún gobierno puede gobernar permanentemente sobre la base de la violencia contra las mayorías populares y contra los sectores que lo adversan, como hoy lo hace el gobierno de Maduro. Es un clamor popular que se abran las vías políticas, pacíficas y constitucionales para superar las crisis. Esto implica: a) liberar a los presos políticos a través de una Ley de Amnistía y b) abstenerse de seguir utilizando el aparato penal paragestionar todos los conflictos sociales y políticos, generando dolor, miedo, pérdida de libertad y de derechos.
5. Unidad nacional contra la injerencia de EE.UU. Sumar voluntades para exigir y lograr el levantamiento de las medidas coercitivas unilaterales, que afectan la vida toda la población, y de la presencia militar amenazante en el Caribe Sur, es fundamental para recuperar el derecho a autodeterminarnos como pueblo. EE.UU. no es un aliado de la democracia, ni de los derechos humanos del pueblo venezolano. Su agenda de interés prioriza el control de nuestro petróleo y otros recursos; la disminución de la influencia de China, Rusia e Irán en el continente y; el control de la inmigración. La crisis de Venezuela debemos resolver entre venezolanxs, con el acompañamiento y apoyo de países de América Latina. Para crear condiciones para una unidad interna contra la agresión de EEUU, el Gobierno debe mostrar una voluntad de apertura política.
6. Recuperar la soberanía popular. El no creíble ni demostrado resultado electoral del 28-J es una herida abierta. El pueblo intentó de manera pacífica, constitucional y electoral decidir sobre su destino y los poderes públicos se concertaron en su contra. Con razón, luego del 28-J los procesos electorales no son creíbles para las mayorías. Garantizar que la soberanía popular pueda expresarse pasa por un conjunto de medidas que, evidentemente, solo surgirán como fruto de una negociación política; a saber: a) nombramiento de un nuevo CNE con credibilidad para el país; b) devolver a los partidos de todas las tendencias políticas las tarjetas expropiadas por vía judicial o administrativa y permitir nuevas inscripciones; c) levantar las inhabilitaciones administrativas arbitrarias y; d) cumplir con el conjunto de garantías necesarias para el pleno ejercicio de los derechos políticos (libertad de expresión, de asociación, de manifestación, sin consecuencias). Luego de más de un año de las elecciones presidenciales, es evidente que el Estado nunca mostrará las actas mesa por mesa, ni será posible ningún tipo de mecanismo de transparencia de lo ocurrido el 28-J, salvo que sea el producto de un improbable acto de fuerza. Es necesario abrir un debate sobre una alternativa a la violencia, que sea negociada, pacífica, popular, constitucional, democrática y electoral.
7. Protagonismo popular. Como consecuencia de la represión, la burla a la soberanía popular, la cooptación y los mecanismos de control social del gobierno de Maduro, los sectores populares han venido alejándose de la política. Ninguna salida a las crisis será duradera y favorable a los derechos e intereses de los sectores populares, si no cuenta con su protagonismo en los procesos de negociación, en la definición de agendas, en la toma de decisiones. Ello implica un esfuerzo de los sectores democráticos del país, en particular los del campo popular y progresista, por reconstruir el tejido organizativo popular autónomo y la movilización.
COMUNES, Corriente popular, 25.09.25
