Mientras el cierre de espacios democráticos y la represión limitan el protagonismo popular frente a la crisis, el país se juega su destino en manos de irresponsables. Un patotero gringo que ha traído nuevamente la guerra y la muerte a la región, asesinando gente en el Caribe sin respeto a la legalidad, a la justicia y a la dignidad humana, solo para demostrar que América Latina le pertenece y puede hacer aquí lo que le dá la gana.
Una premio nóbel de la paz que implora porque bombardeen su país, ofrece más neoliberalismo y promete hipotecar recursos públicos para mantener su alianza con EEUU. Un presidente ilegítimo que pide unidad frente a las agresiones mientras mata a su pueblo de hambre y sigue persiguiendo, encarcelando, torturando y clausurando la democracia. Ninguno de ellos garantiza una salida a la crisis. A ninguno le preocupa el país ni la democracia.
Para Trump, su única preocupación es quedarse con nuestras riquezas, devolver migrantes y recuperar la dominación estadounidense en América Latina. María Corina Machado y Nicolás Maduro están dispuestos a rematar el país y sacrificar al pueblo a cambio de llegar al poder o mantenerse en él.
Saludamos, toda negociación que permita preservar la vida de venezolanos y la paz. Siempre será mejor que la guerra. Hay que hacer grandes esfuerzos colectivos por volver a la política y erradicar las violencias.
Pero sabemos que los intereses de quienes negocian son ajenos a los del pueblo. Por ello exigimos que cualquier negociación que ocurra no sea a espaldas del pueblo. Que no se negocie el destino de la nación a escondidas, como suelen hacer los mafiosos.
No todo, vale. No vale la guerra. No vale la entrega de soberanía o negociar el poder a cambio de hipotecar los recursos del país, las riquezas de esta y las próximas generaciones. No vale aceptar bases militares extranjeras en nuestro territorio.
No vale mantener el poder sin respetar la democracia y la soberanía popular. No vale seguir pasándole por encima a la Constitución y a los derechos humanos. No vale salarios de hambres ni vale la represión. Hay líneas rojas que no pueden ser desconocidas en ninguna negociación. Los derechos del pueblo, la patria, la democracia y la constitución no se negocian.
Las soluciones sin pueblo, no son soluciones. Son solo acuerdos entre las elites, que suelen prescindir de derechos y conquistas populares. Por eso, una auténtica salida a la crisis, implica recuperar el protagonismo del pueblo y articular fuerzas sociales en torno a una agenda democrática, popular, constitucional y pacífica. Desde Comunes, ratificamos nuestro aporte a lo que consideramos debe ser esa agenda:
- Defender la soberanía e integridad de la nación: no a la agresión militar extranjera, ni a la entrega de recursos naturales a cambio de mantener o tomar el poder; no a bases militares en nuestro territorio y no a la continuidad de sanciones unilaterales que vulneran los derechos sociales.
- Volver a la Constitución: abandonar la excepcionalidad de facto con la que se gobierna y abdicar de cualquier intento de reforma del texto que mayor acuerdo concita en el país.
- Libertad para los presos y perseguidos políticos: detener la represión y promulgar una Ley de Amnistía que garantice libertad plena.
- Restitución del salario y mejora de las condiciones de vida del pueblo: aumentar los ingresos de la población, a través de un aumento general de sueldos y salarios.
- Repetición de elecciones con un CNE legítimo y condiciones electorales: la concertación de los poderes públicos en contra de la soberanía popular el 28 J, sigue siendo una herida abierta. Es evidente que el Estado nunca mostrará las actas mesa por mesa, salvo que sea el producto de un improbable acto de fuerza. La alternativa a la violencia es la negociación en torno a la realización de elecciones presidenciales creíbles, enmarcadas en la Constitución, restitución de los partidos intervenidos, sin persecución, con plenas garantías democráticas para candidatos y candidatas, y para electores y electoras.
Caracas, 27 de noviembre de 2025.
